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¿Qué es ser una potencia mundial de la vida?

Antes de empezar quiero dejarles algo muy claro, este título podría hacer pensar al lector de la columna, que es una exaltación al petrismo o al gobierno, pero no. Es más bien un llamado ciudadano.


Confieso que escribo esta columna un domingo 21 de enero a las 9:25 de la noche después de haber estado acostado y ya a punto de dormir. Y es que estando ahí en esas cosas que uno piensa antes de dormir, se me vino a la mente una frase de mi tío Marco Sergio esta semana mientras compartíamos en la oficina con mi papá, no es una frase esperanzadora como las que siempre da, fue más bien un comentario que me caló en la mente y que no tuvo mayor resonancia en la charla, curiosamente, y que pasó como cualquier otro que pasa. Dijo mi tío: “nos quedamos sin agua en la finca” a lo que mi papá respondió “¿y eso? ¿Se dañó el tubo del acueducto?”, respondió mi tío “no, se secó el nacimiento”. Nos preocupamos, pero andábamos en otro cuento y siguió nuestra charla.


Hoy quizás 3 o 4 días después de eso y en medio de los incendios que hemos visto este fin de semana en Floridablanca, Piedecuesta, Bucaramanga, Girón y Mogotes, sumados a la frase de la sequía del nacimiento, es donde conecté estas ideas:


-       Sequia del nacimiento de agua.

-       Construcción desbordada en la meseta de Ruitoque con tala indiscriminada de árboles.

-       Contaminación y sequía de fuentes hídricas

-       Incendios

-       Muerte de los ecosistemas de la zona y su fauna.


¿Y entonces que tiene que ver eso de ser una potencia mundial de la vida y esas frases sueltas? Pues esta semana vi la intervención completa del presidente Petro en Davos hablando sobre la necesidad de dar un giro a la perspectiva mundial de desarrollo para preservar, ya no solo la naturaleza, sino la existencia misma de la humanidad en la Tierra. Este giro tiene como propósito poner en los primeros puestos de las agendas de los gobiernos la necesidad de invertir recursos en el cuidado del medio ambiente, buscando proteger una fuente infinita de vida, la Amazonía, y así garantizar la continuación de la existencia de la vida humana en el planeta.






Debo confesar que, aunque suena descabellado imaginar en cambiar el modelo, es más descabellado continuar con algo que está acabando la vida en el planeta. Si la meseta de Ruitoque hubiese sido planificada con una perspectiva de crecimiento y desarrollo cercano a la naturaleza y a la preservación de la misma, ni el nacimiento se hubiese secado, tampoco el caño del azuceno, no se habría extinguido el pez que vivía en la quebrada la Ruitoca y que era único en su especie (acá pueden leer sobre ese pez) y los venados y zorros de cola gris no habrían desaparecido junto con los armadillos y los osos hormigueros. En definitiva, puedo concluir que, de haber primado el desarrollo sostenible en espacios como la meseta de Ruitoque habríamos evitado mucho de lo vivido este fin de semana.


Este es un llamado para todos y para todas, el desarrollo es importante, pero no podemos seguir pensando en un modelo de desarrollo que lo que nos está trayendo es muerte, el fin. Tenemos que cambiar ese concepto de desarrollo, empezar a convivir y compartir más con la naturaleza, hacernos parte de ella y no desplazarla. Ese debe ser nuestro propósito en la vida, ser parte de este planeta. Es el momento para cambiar la perspectiva y salvar la Tierra y la humanidad. Despojémonos de pensamientos egoístas y comencemos a construir una historia donde la humanidad no acabó con el planeta, sino que se hizo parte de él por primera vez en su existencia.

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